No mucho para decir. Mucho, sí, para escuchar. Matices, como casi nadie casi nunca. Un melodismo de extrema delicadeza. Un fraseo siempre al servicio de las ideas. Interacción. "Turnaround" y "Lonely Woman". Ornette Coleman, tal vez el único -¿el último?- creador de lenguajes aún vivo. Su cuerpo, frágil y habitado por la música. Y yo, que en general me aburro, que tiendo a dormirme y que digo -es posible que sin razón- que no hay concierto que pueda mejorar la escucha privada de un disco, feliz, inmensamente feliz por haber estado allí.
Philip Glass Solo – 88 keys at 87 (Review)
Hace 17 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario