viernes, 24 de julio de 2009

Una sonata es una sonata es una sonata...














Una sonata era, al principio, una obra "per suonare". Luego, el nombre terminó identificando a la obra solista, sin o con acompañamiento, y, como herencia de estas últimas, a algunos dúos e incluso tríos u obras para más instrumentos (las Sonatas a cuatro partes para cuerdas que Gioacchino Rossini escribió a los 12 años, por ejemplo). Fue siendo, también, otras cosas. Y entre ellas una forma, utilizada en general en los primeros movimientos de las sonatas –aunque no sólo allí– caracterizada por la tensión entre temas contrastantes y el desmembramiento de esos temas en unidades más breves –los intervalos iniciales u otros derivados de ellos, motivos rítmicos, un movimiento armónico– que, al ploriferar, se convertían en productoras de nuevos sentidos. Había, en la sonata clásico-romántica y también en la Forma-Sonata, una cierta idea narrativa: duelo entre contrarios, satisfacciones transitorias, dilaciones, clímax y, por supuesto, la demora del clímax. La Sonata VII de Gerardo Gandini, estrenada en la Biblioteca Nacional en diciembre de 2007 y parte del bellísimo disco Cuando lo imprevisto se torna necesario, que recoge la grabación del concierto en que ese estreno tuvo lugar, es una sonata de una manera más bien elusivamente gandiniana –o lo contrario–. Si en otras obras Gandini diseña especies de cerraduras a través de las que se espía algo (Monteverdi, Schumann), aquí lo que se espía es la sonata en su conjunto. Casi como si se tratara de una sonata en negativo, que permitiera ver la forma –y el estilo– al aplicarse, como una transparencia, sobre un género y una tradición. El disco, recién editado por el sello rosarino BlueArt, incluye además la Sonata IV y una serie de "piezas sobre Schumann": Eusebius: cuatro nocturnos, Elegía, Interludio de Liederkreis y Eusebius II, interpretadas en todos los casos por Gandini. Y todas ellas, abstractas y "puras", resultan imposibles de describir sin la palabra "melancolía".

2 comentarios:

  1. Una pregunta: ¿por qué las comillas en "pura"? Saludos,
    Martín

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  2. Para "remarcar" la "idea". En realidad, para dar a entender que, eventualmente, la pureza "pura", como lo contrario –la impureza pura que no la impura, dado que eso sería la pureza– son idealizaciones.

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