domingo, 9 de agosto de 2009

Cuento de pescadores



En Rosario, después del concierto. No es Serodino (falta Tomatis) pero podría serlo. Carlos Casazza, un magnífico guitarrista, discípulo de Ralph Towner, que, entre otras cosas lleva al extremo, en su dúo con el pianista Ernesto Jodos, las ideas de sutileza e interacción, cuenta una historia que define como "chiste zen". "Sen gracia", dice con gracia Haydée Schvartz. La historia, contada a Casazza por su padre y, antes, relatada por Verdaguer, trata de dos gemelos exactamente iguales en todo salvo en un detalle, uno de ellos tiene personalidad y el otro no. La vida separa sus caminos pero ambos aman pescar y una vez por año se reúnen para hacerlo. Ambos tienen equipos de pesca similares, se ubican en los mismos lugares y hasta los intercambian ocasionalmente. Pero uno, el que tiene personalidad, pesca y el otro no. Entre ellos no hay palabras ásperas ni reproches. Incluso al regresar dicen a sus conocidos haber pescado ambos la misma cantidad. Pero un día, el gemelo sin personalidad, harto de la situación, decide ir solo. Pasa horas y no pesca absolutamente nada. Cuando, frustrado, decide irse y comienza a juntar sus utensilios de pesca, oye una voz. Un pez se asoma del agua:
-Ey, usted. ¿Hoy su hermano no viene?

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