miércoles, 2 de junio de 2010

Intriga

B.U.T, de Luis Garay, presentado en el CETC en octubre de 2007

El diario Clarín publicó una laudatoria crítica del concierto con el que Horacio Lavandera inauguró la temporada de este año del Centro de Experimentación del Teatro Colón, fundado por Renán como Centro de Experimentación en Opera y Ballet. Más allá de las innegables virtudes de Lavandera y del repertorio que abordó, no creo que la reapertura con un concierto de una sala de más de 1000 m2 y preparada para lo escénico musical pueda considerarse "espectacular" o caracterizarse de un "gran comienzo", como tituló La Nación. Tampoco me parece, en lo personal, que la misión del CETC sea suplir lo que el Salón Dorado no hace. Pero como quien codirigió esa sala en la gestión anterior, junto a Martín Bauer, fue mi mujer, la coreógrafa Diana Theocharidis, cualquier cosa que diga al respecto pude ser leída como excesivamente parcial (y tal vez lo sea). Simplemente me interesa hacer hincapié en que la nota, firmada por Sandra de la Fuente, dice, en su segundo párrafo: "El centro también está remozado. No sólo porque abandonó su aire de catacumba tomada por artistas de vanguardia, con sus ladrillos a la vista y escasos e incómodos asientos sino porque hoy cuenta con un sistema lumínico y de amplificación sofisticado". Hay allí una imprecisión, en tanto la sala, luego de su refacción en 2006, ya había sido reinaugurada, exactamente igual a como está en la actualidad, en 2007, con el espectáculo Plataforma, donde se mostraban obras que trabajaban las relaciones entre danza y artes visuales y del que formaba parte B.U.T, de Luis Garay. Pero me intriga, en particular, una frase, la que se refiere a que "abandonó su aire de catacumba tomada por artistas de vanguardia". ¿Lo malo era el aire de catacumba, los artistas de vanguardia, o el hecho de que el CETC pareciera tomado por ellos?

16 comentarios:

  1. Tengo para mí que Sandra se refiere al comando vanguardista "Miguel Cané", que ocupó el CETC en 2008 con una instalación dominada por la presencia asfixiante de Puccini (algo que muchos entendimos como una crítica velada a la Argentina del Centenario). Por lo demás, es evidente que dejar la experimentación en manos de las vanguardias es tomar el camino más fácil, y esta gestión es más sensible a los grandes desafíos.

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  2. Bioy Casares dijo: "El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que subestima la estupidez".
    Súmense los problemas de sintaxis...

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  3. ¿Será sobreestimar a la periodista creer que ese párrafo es deliberadamente confuso? En efecto,no queda claro si lo que le desagradaba era la estética del recinto o de lo que sucedía en el recinto y sus protagonistas. En cualquier caso, no es más que una opinión, aún risiblemente contradictoria, como lo muestra Fernández Walker. Más me preocupan las imprecisiones y los olvidos, con los que se pavimenta el camino de la desinformación.

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  4. No me extraña la política del Colón. J. F. piensa que no hay plan pero allí tal vez lo haya. La revista del teatro, en su último número, habla, por ejemplo, del CETC dirigido por Gandini, incluye fotos de ese período pero omite absolutamente cualquier mención a lo sucedido después. Podría pensarse que tres años de cierre no nos demasiados y que la épica buscada pior el gobierno de la ciudad requiere un retorno más ampuloso, que sólo se lograría juntando los tres años con algunos otros, anteriores, de horrible decadencia. Podría ser. O podría, como se inclina a pensar J. F., simple necedad. Lo que verdaderamente me llama la atención es, como dice Ignatius, la falta de precisión en la información. Y el ninguneo a una gestión que puede (y debería) ser discutida pero no creo que merezca el olvido. Incidentalmente, cabe señalar que durante los cinco años que duró esa gestión, el diario Clarín no publicó ninguna crítica de ningún espectáculo de danza presentado en esa sala. Desconozco la cantidad total de estrenos y encargos especiales presentados en el CETC en ese período pero fueron unos cuantos, incluyendo los filmes de danza de La Rosa de los Vientos, de Kagel, estrenados durante el festival que homenajeó al compositor con música tocada en vivo, con la dirección del compositor Marcelo Delgado.

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  5. Yo sí recuerdo un estreno en el CETC dirigido por Alfredo Arias y comentado por Clarín. Se trataba de un espectáculo armardo alrededor de textos de Kavafis. Estos se decían en castellano y en francés. La misma periodista de la que estamos hablando, firmaba la nota y decía en ella que oír a Kavafis en francés era muy interesante "porque la poesía debe escucharse en el original". Con esa cultura y la sintaxis del artículito que desencadena estos comentarios me quedo, como Bioy, del lado de la burrada antes que del de la conspiración. No obstante, es probable que los conspiradores sean otros: por ejemplo, los que cada vez que en esa época se referían al CETC omítían el nombre de Diana Theocharidis y se limitaban a nombrar a Bauer, el co-director. Localizarlos es muy fácil. Con volver a la prensa o hacer memoria es suficiente.

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  6. Sandra de la Fuente9 de junio de 2010, 19:47

    Diego, según el María Moliner, remozar significa reformar algo dándole un aspecto más nuevo. Que luzca más nuevo no quiere decir que luzca mejor. No hay en la nota, o al menos no quise que hubiera, ninguna valoración negativa hacia el aire de catacumba tomada por artistas de vanguardia. Es simplemente la descripción de lo que el lugar parecía antes de la reforma. Un sitio para mí era encantador con unas sillas incomodísimas.
    Y es cierto, no soy culta, apenas tengo una oreja entrenada para escuchar música. Y todo los días cometo una torpeza: cuando escribo, cuando enseño, ¡cuando estudio! y también cuando educo a mis hijos.
    Pero en lo que nunca la pifio es en captar el resentimiento de algunos hombres. Claro que no se necesita de mi particular entrenamiento en la materia para descubrir el que transpira cotidianamente nuestro guardían de la cultura Fondebrider.

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  7. Sandra. Te agradezco la aclaración. Lo de la intriga no era retórico. Verdaderamente me llamó la atención y creo que, sí, transmitía algo que evidentemente no estuvo en tu intención transmitir. De todas maneras, vuelvo a aclarar que el CETC ya había sido mucho más que remozado en la gestión anterior y el único motivo por el que no siguió haciendo funciones –salvo aquella en que se cambió por unos pocos joggings una presentación del baterista de Los Ramones (creo) en un evento propagandístico de unas zapatillas– fue la decisión de las autoridades. El CETC se había refaccionado con el Colón aún en funcionamiento (fue el año en que se hicieron las funciones en el Margarita Xirgu) y la idea inicial fue que estuviera abierto mientras la sala grande entraba en reparaciones. Hay allí otra cuestión que se silencia en estos días y es que cuando el Colón se cerró, lo que quedaba por hacerse eran las obras correspondientes a la sala en sí, ya que todos los trabajos estructurales, de ventilación, sistema de apagado de incendios, cimientos, bombas, aislamiento de techos, etc, ya estaba concluido. Macri ni ha sido quien concluyó una obra detenida por años ni mucho menos quien la planificó o comenzó. Fue quien la interrumpió argumentando falta de dinero y quien, un año después y ante el incomprensible –para él– eco en la opinión pública decidió retomarla (recordar: con las mismas personas a cargo que antes había descalificado) y concluirla al costo que fuera. En cuanto al resentimiento que atribuís a Jorge, obviamente no seré yo quien conteste. Sólo espero, en lo personal, no haber sido agresivo hacia vos. Y si así se hubiera leído lo que escribí, pido las disculpas del caso. Las torpezas las cometemos todos.

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  8. Cuando uno tiene una actuación pública del tipo que sea, se ve expuesto a las críticas. Escribir para un medio implica cierto tipo de responsabilidades. Si se trata de periodismo cultural (y la música es parte de la cultura), uno de los requisitos es ser medianamente culto. El espectáculo del diario aprendizaje y de las torpezas debería ser entonces solamente privado.
    Interpretar estas afirmaciones como resentimiento es una manera de sacar los pies del plato, pero nada más que eso. La irresponsabilidad a la hora de escribir sigue siendo clara, por más madre y argentina que sea la cronista.

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  9. Como lector del blog me alegro de que Sandra de la Fuente haya comentado a pesar de sentirse agraviada. Lamento, sin embargo, que no haya aprovechado para aclarar sobre los recortes de la realidad. Cierto que su nota es una breve crítica de un concierto, pero resulta que ese concierto es el de reapertura del CETC, cuyos avatares no merecieron nota específica alguna, sino comentarios -neblinosos- en otras notas. El Centro fue "remozado" este año pero renovado hace tres.
    Estos descuidos, deliberada o involuntariamente, vienen a sumarse a los de la profusión de notas que quieren construir lo que los datos no sustentan, y que Fischerman se ocupa de matizar en esta entrada y en notas periodísticas: que las gestiones anteriores, del Colón y del gobierno de la Ciudad, y en particular algunas, oscilaron entre el espanto y la inepcia (y merecen el olvido), y la de Macri está reconstruyendo de la mejor manera lo que los demás destruyeron.
    Para otra oportunidad queda discutir (porque de esto tampoco se habla) si los estucos y oropeles son más importantes que la capacidad de producción del teatro, su vinculación con otras instituciones de la cultura y la educación, o su lugar en la política cultural de la ciudad en general (y las distintas concepciones de ésta).
    Respecto del párrafo de la polémica, sigo pensando que es confuso: que el Centro "abandonó su aire de catacumba tomada por artistas de vanguardia", ¿significa que dejó de parecer catacumba (¿hoy o en 2007?), que se fueron los artistas de vanguardia, que siguen estando pero ya no tienen al Centro tomado, o qué?

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  10. sandra de la Fuente12 de junio de 2010, 1:01

    Jorge: madre, sí; argentina, las pelotas.
    Diego: agradezco tu comentario no sólo por la amabilidad sino también por la información que me brinda.

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  11. Sandra de la Fuente12 de junio de 2010, 2:17

    Ignatius: en principio te pido disculpas por no haber saciado tu curiosidad y haberme dejado llevar por la irritación que la policía cultural (o de la otra) siempre me provoca.
    Es cierto que mi nota no da cuenta de las modificaciones anteriores, como apunta Diego.
    No sé si habré cometido un pecado mortal al omitirlas pero escribí la nota más interesada por el perfil de las obras que Lavandera interpretaba que por el nuevo diseño de la sala (que luce muuuuuuuy distinta a los años anteriores)
    Si se sabe leer, en mi crítica al repertorio que hizo Lavandera hay también un comentario sobre lo que hoy representa el CETC.

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  12. Fondebrider: supongamos que la nota de Sandra esté efectivamente equivocada, y que también lo estuviera la de Kavafis. Aun así, ¿acusarla de "estúpida" en tu primera intervención obedece simplemente a tus ganas de combatir su "irresponsabilidad"? Es evidente que no tenés interés en debatir ni nada que se le parezca, y que no comentás con ninguna buena intención. Hay una animosidad completamente extemporánea de tu parte, que quizás se deba, no lo sé, a un resentimiento o cualquier otro motivo personal. Lo cierto es que no estás limitándote a señalar errores.
    En otro orden de cosas, te aconsejo que si vas a dedicar tus palabras a criticar la sintaxis de otras personas, omitas poner comas entre el sujeto y el predicado, porque haciéndolo te ridiculizás rápidamente, como lo hacés con tu cita de Bioy Casares, que te muestra como una persona, por lo menos, insensata.

    PS: articulito no lleva tilde.

    Diego: como debería ser evidente a esta altura, la cita con la que Fondebrider comienza su intervención estaba dirigida a la periodista y no a la política del Colón.

    Saludos

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  13. Estimado Bada Bing (Eugenio Monjeau):
    Que la vehemencia con que fueron expresadas mis opiniones no te confunda. Acá no se está discutiendo quién es o quién no es buena persona, sino la responsabilidad profesional que le cabe a un periodista cultural cuando escribe. Hay, no obstante, dos problemas. El primero se refiere a la actitud pública (y no escrita) de Sandra que, ante la menor crítica, dice no ser periodista, sino profesora de piano (y entiendo que fue tu maestra, por lo que la defensa que llevás adelante hablá bien de vos y de lealtad). Entonces, si es profesora de piano y no termina de asumirse como periodista, que no escriba. Y si escribe, que chequee lo que dice. No es tanto el dinero que se gana como colaborador de Clarín, por lo que tampoco tendría sentido aducir cuestiones de naturaleza económica. El segundo problema tiene que ver con que, si la crítica persiste, inmediatamente aparece el muy cómodo argumento del resentimiento (al que, lamento decirte, te estás plegando acaso involuntariamente). De ahí entonces la molestia y la virulencia de mis posteos. Lamento que te hayan incomodado.
    Finalmente, creo que el tema del CETC es importante, pero a esta altura se hace evidente que hay cuestiones que deben ser dichas, aunque resulten antipáticas. Es posible que tengas razón y que el tono deba ser otro, pero no se trata de conformar un club de amigos, donde se disimule lo que está definitivamente mal.
    Cordialmente

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  14. Sandra de la Fuente13 de junio de 2010, 13:35

    Jorge: No se esmere en desprestigiarme, bastante hago yo misma y con mejores resultados que los suyos, se lo aseguro.
    Sin embargo, no sé cuándo escuchó esa estupidez de que escribo mal porque doy clases de piano (¡jamás diría que soy "profesora"!)
    Si escribo --y pienso-- mal será porque la educación que recibí no resultó suficiente alimento para mi poco oxigenado cerebro.
    Le adelanto que también pienso que soy pésima dando clases de piano.
    Sin embargo, me ilusiono y creo que con los años podré mejorar. Y es evidente que tanto mis jefes del diario como mis alumnos apuestan a lo mismo ya que deciden seguir financiando mi aprendizaje.

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  15. Como titular, gestor, responsable, moderador o como se llame de este blog no tengo, desde ya, ningún derecho de coartar la libertad de discutir, polemizar, criticar o defender de nadie. Simplemente, casi como un lector más, apenas manifestaré mis preferncias. Conozco a unos y otros participantes en esta polémica –¿será que todos los lectores de este blog son conocidos míos?– y, más allá de que es obvio que la misma comenzó a partir de una acción propia (es decir mía, aunque tal vez impropia) preferiría, en este punto, que, habiendo quedado más o menos claros los puntos que se debaten y las posiciones de cada uno, se depusiera toda actitud beligerante, descalificatoria o agresiva. Será por el anticuado espíritu que la militancia (y la peor de ellas, no temo reconocerlo) inculcó en mí hace ya tanto tiempo, no dejo de pensar que, a pesar de las inocultables diferencias, el sólo hecho de que nos interesemos más o menos en las mismas cosas debería situarnos en el mismo campo, o, por lo menos, no en campos enemigos.

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  16. Llegué tarde a esta polémica y la verdad, creo que en este tema no debería hablar, por razones obvias... Solo quiero señalar, porque conozco el paño, que la diferencia de esfuerzo y de trabajo que se necesita para llevar a cabo un programa como el que hicimos Diana y yo durante cinco temporadas y el que se necesita realizar y producir conciertos como el que abrió la temporada del CETC es abismal...Hablo solo de trabajo..ni de imaginación ni de creatividad ni de ninguna de esas cuestiones "abstractas"...
    Empecemos por ahí, y después discutamos todo lo demás...No se pueden hacer las cosas de taco y pretender que sean interesantes...
    Saludos a todos
    Martín Bauer

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