jueves, 26 de agosto de 2010

Miserable Asociación de Corporaciones para el Remate de Inmuebles (M.A.C.R.I.)


Leo, también, que el financiamiento de las obras del San Martín depende de que se vendan inmuebles del Estado de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Cómo? ¿No había un presupuesto de cultura que debería haberse administrado con cierta sabiduría o, por lo menos, con la pregonada eficiencia? ¿Se habrán gastado toda la plata en algún otra sala que quedaba cerca? ¿Será cierto el rumor, hasta ahora imposible de confirmar, de que la venida de la orquesta y coro de La Scala de Milán, completos, para actuar en un abono de lujo del Colón, le saldrán a la ciudad, descontado lo que se recupere por venta de entradas y sin considerar el gasto de funcionamiento de la sala, más de cinco millones de euros? No se discute, desde ya, la calidad artística de la orquesta y el coro italianos, que serán conducidos por Daniel Barenboim, sino, por un lado, su imprescindibilidad y, por otro, la oportunidad. En todo caso, sería interesante hacer una lista de lo que la ciudad no puede –o no quiere– hacer porque trae a La Scala. No ha encargado una sola obra a ningún compositor argentino, por ejemplo. Y, claro, ha abandonado al San Martín, que para mantenerse organiza fiestitas de cumpleaños de millonarios amigos, usando a su ballet para animarlas, o espera, pacientemente, los negocios inmobiliarios del PRO.

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